Valadés al servicio de Valadés

Aparece publicado en el libro de fiestas de Casas de Juan Núñez (Albacete), sufragado con dinero público, un poema antiabortista redactado en 2014 por un antiguo vecino, ex sargento del ejército, que el Ayuntamiento (del PP) había elegido para dar el pregón en honor a San Isidro: "El aborto es actual lacra del siglo XXI, donde en clínicas mundanas, los liquidan uno a uno [...] confunden con pareados absurdos difíciles de explicar, a las muchachas que deciden abortar [...] nosotras los formamos, nosotras los matamos [...] después nos vamos a China, para hacer una adopción gastando una pasta fina, qué gozo, qué ilusión".

En Don Benito también hemos sufrido al PP utilizando las revistas de las fiestas con fines partidistas. Mal empezaba la carrera de Juan Ángel Ruiz Rodríguez para ser cronista oficial de Don Benito cuando le apadrinaba un Ángel Valadés Gómez que aún no interiorizaba que si un cargo ha de ser "independiente de cualquier organización social o política y confesión religiosa", entonces al candidato no puede avalarlo él utilizando políticamente una revista que el Ayuntamiento. Porque su hijo era concejal en el gobierno local (e incluso saluda en la revista); porque se ponía la revista prácticamente a su disposición (ver imagen) para que pontificara contra los 'enemigos de España', su España... única..., ya sean los malvados preservadores de aquel patrimonio que no tiene la suerte de caer en las iglesias, ya sean los "insensatos, con intereses espurios, [que] se empeñan en refrescarnos" el Golpe de Estado de 1936, ya sean aquellos que sólo quieren reposo digno para algún familiar sin pedir más, no como al que él espera que sea "beatificado por Roma y aguardando su santificación lo que otorgará un santo a la vecina Campanario, donde nació Antonio" Miranda...

Revista de Ferias de 2014
Revista de Ferias de 2014 realizada por el Ayuntamiento
Aunque en la Revista de Ferias de 2014 Ángel Valadés decía escribir "sin el mínimo rencor", no perdía ocasión de recordar: siendo el mencionado Antonio Miranda "miembro de Falange Española (en Campanario había muchos y buenos falangistas: en mi juventud hasta allá fui acompañando a un hombre bueno, bravo, valiente que llegó a Procurador en Cortes [...]; y allí había un sacerdote simpaticón [...] que bajo su sotana vestía siempre su camisa azul joseantoniana, y al órgano entonaba el Cara al Sol [...]) hizo la guerra en la llamada zona 'roja' y hubo de disimular sus principios y esconder su filiación para evitar lo peor, cual aconteció a otros".

También puede mostrarse todo lo apegado al terruño que quiera para defender al arquitecto dombenitense que remodeló el entorno del Templo de Diana en Mérida, pero no es de recibo que utilice la revista que empieza con el saluda del Alcalde para, ante una inauguración en marzo de 2011 tan polémica que se constituyeron plataformas ciudadanas para defender la arquitectura original, tomar partido, decantándose por unos "materiales actuales, esos que tanto enfurruñaron, al comienzo, a los adormilados emeritenses, incapaces de ver soluciones de futuro". Y es que el hormigón -he ahí el material- es el que se encargó de la "operación de delicada cirugía" en la "que tuvieron que quitar elementos que rompían el espacio púbico [sic] del templo".

Entre esos elementos que los más de 3 millones de euros se llevaron por delante figuraba el único muro que quedaba de la sinagoga que desde 1492 hasta 1975 fue Ermita de Santa Catalina y que se levantaba en lo que fuera el barrio judío de Mérida.

No debía haber quedado el entorno, en cualquier caso, tan ideal como lo cuentan el PP y el PSOE, puesto que la única actividad que tenían los sólo dos locales comerciales para los que había habido candidatos en el concurso anterior al verano de 2014, era una obra de albañilería. Los locales que se construyeron alrededor del Templo no pudieron adjudicarse al terminar la reforma porque la altura de sus sótanos era de 2,5 metros, medio metro menos del mínimo marcado por el Plan General de Ordenación Urbana. Sin problema: el ayuntamiento modificó la normativa pese a la oposición de IU y SIEX. Y además del pleito judicial por vía civil entre el Festival de Teatro, propietario de dos de los espacios, y una constructora que llevó a cabo una reforma en ellos, luego llegaron las adjudicaciones, renuncias y concursos tan desiertos como deberían haber quedado muchos párrafos de una revista 0% papel reciclado.


La explotación hostelera no llegó hasta diciembre de 2014, en que abrió un bar de tapas tras 60.000€ de inversión, de los que 6.000 fueron en baldosas de piedra caliza de 3 cm. de grosor acordes con el material exterior. Menos de año y medio después, el hostelero confiesa su ruina: no hay cédulas de habitabilidad o de primera ocupación (que el Consorcio no puede entregar porque sólo se emiten para edificios finalizados); no tiene autorización para poner un toldo o sombrillas que preserven la estética del monumento, mientras que al restaurante de la calle de enfrente le han autorizado una terraza de 20 mesas dentro del recinto. Además, hay cinco locales sin ocupar porque la instalación eléctrica del edificio no se ha terminado. Arquitectónicamente hablando, señor Valadés, la escalera de acceso está escondida y sin iluminación, y si alguien en silla de ruedas quiere subir, previamente debe avisar desde abajo para que le tiren las llaves del ascensor.

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